¿Cuándo fue la última vez que lloraste con los que lloran? ¿Hemos olvidado a los que Dios cuida específicamente en medio de profunda aflicción? ¿Los estamos consolando como una extensión del consuelo de Dios para nosotros o les estamos dando remedios falsos que lastiman?
Existen muchos libros que hablan del sufrimiento, pero pocos hablan de cómo sufrir con los que sufren. Cuando hablamos sobre el sufrimiento usualmente pensamos en primera persona. Pasamos mucho tiempo buscando consuelo y esperanza personal, lo cual es bueno y necesario. Sin embargo, algunas veces nos encontramos a nosotros mismos tan inmersos en nuestro propio sufrimiento que olvidamos que también hemos sido llamados a llorar con los que lloran. Desafortunadamente, la iglesia y el testimonio de Cristo han sido afectados precisamente por nuestra incapacidad de caminar junto a los que están sufriendo. Este tema es relevante para todos nosotros.