Descripción
Al comenzar la carrera parecía obvio que Eric Liddell seria superado. La multitud en el estadio olímpico enmudeció cuando el corredor escoces rehusó ser sobrepasado al cruzar la linea de meta, el gentío irrumpió en un aplauso que se oyó en todo París. Eric Liddell había hecho lo imposible, se había batido un nuevo récord mundial. Aquella misma semana Eric rehusó correr el domingo en la carrera de 100 metros que asombrara al mundo. Pero su increíble victoria en la carrera de 400 metros fortaleció aun mas su fe en la promesa de Dios: "A aquel que me honra yo le honrare." Unos años mas tarde Eric Liddell seria probado mucho mas que en su capacidad física, como misionero en China. Su carácter, perseverancia y resistencia es un claro ejemplo a seguir para todos los que obedecen el llamado de Dios de llevar el evangelio a las naciones